Acostumbrados al comentario que repite ciegamente lo que ya aprobó la autoridad, nos sentimos desubicados cuando dejan de escucharse las réplicas del eco y una voz venida de la entrada de la cueva nos alecciona con una monserga diferente. No debería desconcertarnos una visita que, lejos de irrumpir sin permiso para desordenarnos la casa, nos regala una ruta de más… Un reparo posible de los ensayos de Marín, será el abuso del lenguaje poético a la hora de acercarse a temas que de pronto requerían aproximaciones más concretas. Acudo a la autorizada Susan Sontag y suscribo su afirmación de que “la más duradera y persuasiva tradición de la escritura ensayística es la que encarna el discurso lírico”. En ese sentido “el lirismo” que otros señalarán como un recurso utilizado en detrimento de la argumentación responsable, yo lo recibo como una alternativa de lucidez en medio de la solemnidad pragmática con que suelen abordarse los llamados temas trascendentales.
Albero Rodríguez Tosca
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