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Foto del escritorRespirando el verano

Dos voces nuevas: Alejandra Feijo y Camilo Bolaños

Actualizado: 14 oct 2018


Alejandra Feijo Sánchez




Bogotá, 1991

Comunicadora social de la Universidad Javeriana. Su tesis de grado se tituló Cuerpo entre líneas, una exploración coreográfica desde figuras literarias adecuadas a una semántica corporal.



Abortos


Los niños en las antípodas

de mi rota geopatía.

Los niños en la fantasmagoría

de estos paisajes de la asfixia.

Los niños,

hijos del sueño

y de las violentas corrientes de la tarde.

Los niños a los que salvé

de esperar manos de madre.

Los niños anónimos del aire

han subido hasta la noche

y han trepado

los árboles más grandes

para observar

a su madre niebla

pedir a sus hijos que no vuelvan.



Sombras


Dicen que al otro lado del planeta

hay una sombra

que atraviesa el mundo

para fundirse con su opuesto.

El amor

siempre

ha pertenecido

a la oscuridad.



De la quietud


Las cosas

quietas

también se mueven:

he visto la llama

jugando a las sombras

en la cara de los muertos.




Camilo Bolaños

Cali, 1995

Economista y periodista. Estudiante de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional. Ha escrito crónicas, entrevistas y columnas de opinión en el diario El País de Cali.



Sísifo


Se cansa uno

de tener

las alas rotas,

de arrastrarse

con destino

a ninguna parte,

de no ser

un miserable poema,

de nunca terminar

de escribirse.

Se cansa uno

de acariciar

sus labios,

de ser deseo

y jamás acabar

por decepcionarse,

de amar

no más de

sesenta y nueve

minutos.

Se cansa uno

de militar por la vida

cuando está aferrado

a la muerte,

de ser pasado

pero no imaginar

futuro.

Se cansa uno

de saberse condenado

a cargar

la piedra en los huesos,

de buscar fantasmas

y encontrarse

frente a un espejo.

Se cansa uno

de ser

olvido.



Diagnóstico de un cuerpo enfermo


Una sensación de quemazón ácida en los miembros, músculos retorcidos y como al rojo vivo, el sentimiento de estar en vidrio y frágil

Antonin Artaud



Una impresión de nunca estar completo, de estar averiado, de no ser más que un objeto de laboratorio.

Las manos del niño, ya envejecidas, que no aprendieron sino a pintar la muerte.

Las falanges profundamente engarrotadas que hacen de Peter Pan el Capitán Garfio.

La pierna a simple vista normal, pero con una suerte de electrocución interna, permanente, constante, que transforma la mínima comezón en grito de quirófano sin anestesia.

El vendaje que no fue su disfraz sino su atuendo obstinado.

Y los analgésicos que no alivian el dolor… sólo postergan el sufrimiento.



Poética de sastre


I

Como no alcanzó la tela,

tuvieron que llenarlo

de remordimientos.


II

El sastre, algo inexperto, creyó que

por dos o tres gotas de sangre

no dejarían de usarlo.


III

El pedazo arrancado…,

años después

el nervio todavía lo recuerda.


IV

La máquina de coser

en la que no quiso estar,

pero en la que siempre vivió.


V

A este traje

lleno de remiendos

alguien olvidó quitarle

las agujas.

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