Ballet Ruso, August Macke.
Sobre la poesía de Orjuela
La escritura de Celedonio Orjuela proviene primero de su oficio de lector, trabajo valioso y libre que se vuelve luego exaltación y reflexión creativa, una serie de imágenes hondas, vivencias personales, preocupaciones intelectuales y estéticas que han vencido toda resistencia procurando la comunicación. Vuelca al mundo sus enigmas, vértigos, angustias, ilusiones y silencios.
Gabriel Arturo Castro.
Si no fuera por el baile
Si no fuera porque aún nos queda el baile
reconoceríamos más sufragios y coronas
ulular de sirenas llanto melancólicas campanas
sermones deudos.
Este miedo este silencio suma y resta de cadáveres
Aquí la palabra es forraje que se expande
sobre la superficie de las cosas
Si no fuera por las cadencias
seríamos muchos menos
Dónde se metería tanta tristeza
Miedo
Siempre huyendo desde niño
por entre las cercas de solares ajenos a la sombra del higuerón.
El ruido de los helicópteros anuncia la estampida
un nuevo cadáver como halago,
no era el esqueleto del pez de Hemingway
(que hablaban en la escuela)
era el rostro morado de un hombre con un hueco
en el estómago que exhibían en el helipuerto
a los hombres impávidos de las comarcas.
Esos muertos los veían los niños en los sueños o en las sombras.
Nada en suelo firme
Sólo el miedo.
La muerte en su carroza
Para Carmen Julia, in memoriam
Cada vez que llego al pueblo
me recibe la muerte en su carroza,
antes eran haladas por caballos azabaches,
detrás la romería en sus menudos pasos
ventilan el deterioro de las cosas.
Se elogia al recién ido sus virtudes en la danza,
el amor por sus cinco hijos que lo acompañan en la última danza.
Sus tres mujeres, madres de sus hijos
están presentes vestidas en faldas negras,
amigables ellas
creyeron en el ritmo de su sangre.
Se comenta que después del funeral
habrá baile en casa de los Rojas.
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