Los fusilamientos del 3 de Mayo, de Francisco de Goya (1810-1815)
Sobre la poesía de Sánchez:
Narrar la violencia sin impostación. Sin tomar la voz, el dolor, la vivencia de quien la padece. Escribir sobre la violencia en Colombia entraña riesgos: caer en el oportunismo, ser insensible o irrespetuoso. La manera de librar esos riesgos, me parece, está en asumir el oficio con honestidad y con conocimiento del lugar de enunciación. Dos cualidades que resulta fácil encontrar en el trabajo de Mery Yolanda; a través de su poesía vemos a los muertos, que no nos cansamos de acumular y de olvidar, como presencias que nos confrontan. Sentimos el miedo, la impotencia y la compasión, porque son el miedo, la impotencia y la compasión de quien nos cuenta. Los poemas de Sánchez son su versión y su reflexión acerca de nuestra historia reciente, con el lenguaje con el que ella misma ha logrado apropiarse de esa historia. Son también una invitación a encontrar una forma propia de dialogar con nuestra realidad.
Carolina Dávila
El baile
Las cantaoras atraviesan la calle de la oscuridad y entierran los caballos del ruido. Y tú ahí, caído, en un asiento perpendicular a la pared ves pasar el cortejo de las navajas. Cae la tela que cubre un rostro, tal vez el mismo que vocaliza la marcha de las candelillas. Secas tu llanto con las prendas de los gritos en la coreografía de hombres alineados. Estás en la memoria del almendro, con bailadores en el lienzo, en la liviandad de niños descalzos que ríen y saltan sin temor a pisar un estruendo.
Romería
Ves pasar las almas juntas, cerdos y jinetes de las nubes. Adelantada una mujer de cabello largo, cruda cebolla solitaria. La mechuda va sentada, dices, encima de un unicornio y tira del calzón a los expulsados. La misma que se detiene al margen de tu cama y te invita a un helado. Las flautas te llaman, suenan en las notas de ayer pero no puedes incorporarte. Tambaleas al bañarte y pones trampas para no hacer enjuagues en el agua profanada. Ya no buscas la puerta con las fechas de nacimiento de tus hermanos, ni distingues al del ojo quieto que te mira al otro lado de los juguetes que se balancean en tus vacilaciones. Sabes que un día serás leve y podrás viajar en un segundo para recuperar la edad de tus semillas.
Señales particulares
Ocultas tus palabras en peces que penan en las frases del río. Avisan a incendio en las gotas de tus canciones que ruedan en la garganta de la ciudad. Los caballos de luces en las crines se han marchado, cansados, ya los hijos no se comen a sus padres para ver morir a sus madres. En eso pensabas cuando te saludó el hombre que escupe mariposas.
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