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Foto del escritorRespirando el verano

"La niña" de María Tabares

Actualizado: 14 oct 2018


Niña con paloma, Pablo Picasso


La niña


María Tabares


Observo tras la ventana en el patio del recreo la estatua blanca de la virgen cuidadora de niños, y entonces te recuerdo. Así es de extraña la memoria. Estás otra vez ante la escalera de piedra. ¿Puedes verla? Subes, escalón por escalón con el rostro pegado a la pared sintiendo una caricia helada que recién has descubierto. Lo haces despacio, girando sobre tu propio eje, con los ojos cerrados. Deseas sentir hasta el fondo esa lisura. Llegas al rellano y abres los ojos. El piso es de madera y a tu derecha está la puerta. El salón tiene las paredes pintadas azul claro y mesitas con asientos en cuyo espaldar hay dibujado un corazón. Cuatro cuadrados de luz resplandecen sobre tu cabeza. Son cuatro ventanas, tan altas, tan cerca del techo, tan lejos de ti. Sabes que detrás de ellas está Dios. Agarras una silla, la pones sobre una de las mesas, te trepas en ella y esperas, con la mirada fija en la luz a que aparezca. Sabes que te tomará tiempo y habrás de esforzarte y mantenerte allí si quieres verlo. No te importa. De pie sobre la silla, tu cuerpo, el salón, las ventanas, comienzan a moverse, a dar vueltas por sí solos. Tienes miedo de caerte, te esfuerzas, te sostienes y el tiempo se hace largo, largo. Inmóvil esperas, hasta ponerte pálida como la virgen que hoy veo, y no eres más santa sino humana. La cabeza te pesa mucho, tu cuello se rebela y no aguantas. Obligada, bajas la cara, tus ojos están ciegos de tanta luz y lloras porque te arden y porque esta vez tampoco has visto nada.



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