El sabor del tiempo
En el siglo XVII, M. de Villager, angustiado por la oscuridad de la noche y la imposibilidad de calcular el paso del tiempo en sus desvelos, inventó un reloj de tacto cuyas manecillas marcaban las horas con un dispositivo que contenía el sabor de las especias en lugar de los números.
Así Villager, si bien no podía ver los números, se hizo un experto catador del tiempo. Una noche al estirar la mano para saber qué hora era, se sorprendió pues no pudo reconocer ese extraño sabor en uno de sus dedos.
Mucho después pudo comprobar que el tiempo en su infinitud, a veces se hace empalagoso.
Sed
Si para Platón el tiempo es una imagen en movimiento de la eternidad y Carlos Argentino tiene un aleph en el baúl de su casa, ¿qué hago yo bebiendo el tiempo inútilmente hasta morirme de infinito?
Ajedrez
Se dice que el juego del ajedrez originariamente era una técnica de adivinación que interpretaba el resultado de la batalla entre las fuerzas eternas del ying y del yang.
Más tarde en Praga, con la humedad de un sótano como testigo, un hombre de ojos triste vislumbró el ajedrez como un castillo habitado por reyes, damas, caballos y alfiles invisibles, custodiados por peones sonámbulos y torres que no duermen. Mientras en Buenos Aires, con fervor, un hombre de ojos que miran al infinito, poetizó que Dios mueve al jugador y este a la pieza... ahora, yo solitaria, en el silencio de una ciudad sumergida, sobre mi cuadrícula de luces y de sombras, veo cómo el caballo traza una ele movido por mi mano y, relincha como una señal de la escritura de Dios, deseoso de que algún día esta secreta partida pueda finalizar en tablas.
Del libro, "El sabor del tiempo". Colibrí Ediciones, 2000
Algunos libros de la autora:
Tunja-Boyacá, Colombia: 1956
Poeta y narradora. Sus minificciones han sido publicadas en antologías de España: Alrededor de un tablero, Cuentos de ajedrez, Editorial Páginas de espuma; Argentina: Dos veces bueno, Cuentos brevísimos latinoamericanos, Nosotras, vosotras y ellas, Editorial Desde la gente; México: Ficticia y Colombia: La minificción en Colombia, UPN, Los comprimidos memorables del siglo XXI, UPN; Segunda antología del cuento corto colombiano UPN; Mariposas ciegas sin tiempo, Internacional minicuentista; Destellos de cristal, Internacional minicuentista, Basta, 100 mujeres contra la violencia de género. Becaria del ministerio de Cultura en el programa Residencias artísticas en el exterior (2002). Ganadora del Premio Nacional de poesía Ciro Mendía, 2008.
Entre sus obras de poesía y minificción publicadas están: Elementos para una teoría del minicuento (1996) Permanencias (1998) Hojas en mutación, Premio de poesía CEAB(1997), Lucha con el ángel (2000), El sabor del tiempo (2000), La casa ciega y otras ficciones, Editorial Magisterio (2002), El bosque de los espejos (2002), Antología de poesía, Colección Viernes de poesía, Universidad Nacional N° 9 (2004), Efecto mariposa(2004), El oro de Dionisios (2005), Elementos para una teoría del minicuento, 2° edición, UPTC(2007), La piel de los teclados, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (2009), Vendimias del desierto, (2012), Juanantonio (2013), El orden de otros días, editorial UPTC (2016), La cometa infinita.(2017) Profesora e investigadora de la escuela de Filosofía y Humanidades, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
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